Aroldis Chapman vs. Andrew Miller: la batalla que pudiera decidir la Serie Mundial

Mientras el mundo del béisbol se arremolina en torno a maldiciones, sequías de triunfo e historias de fracaso y sufrimiento para explicar la importancia de este Clásico de Octubre, el centro de gravedad podría estar en un espacio más simple: los cerradores.

Sin duda, se habrá de seguir paso a paso los movimientos de los managers, se comparará el béisbol «pequeño» de Cleveland con la profundidad de nómina de Chicago, pero el final podría dilucidarse por las actuaciones de Andrew Miller y Aroldis Chapman.

Lo irónico es que ambos eran compañeros de equipo dentro de los Yankees a inicios de temporada antes de partir a nuevos destinos sin saber que meses más tarde estarían midiendo talentos y voluntades en el mayor escenario de las Grandes Ligas.

Nueva York dudó hasta último minuto en deshacerse de dos de los mejores relevistas del momento, quienes conformaban un trío de lujo junto a Delín Betances, pero el gerente general Brian Cashman convenció al jefe del negocio, Hal Steinbrenner, que era mejor acumular prospectos en el momento y revisitar la posibilidad de adquirir a Miller y Chapman para más adelante.

«Fue algo difícil para nosotros, pero entendimos que era lo necesario», comentó Cashman a la prensa en Nueva York. «Sabíamos que le estábamos diciendo adiós a un par de jugadores especiales».

Más especial no ha podido ser Miller con los Indios y su premio de Jugador Más Valioso de la Serie de Campeonato ha sido fruto de estadísticas impresionantes: en 11.1 entradas de actuación en los playoffs ha ponchado a 21 hombres, 10 de ellos entre los 12 primeros hombres que enfrentó de la temible alineación de los Azulejos.

El manager Tito Francona lo ha utilizado de acuerdo con la situación de juego y la canción de Michael Jackson, Beat It, que suele acompañar las salidas de Miller desde el bullpen, puede sonar tan pronto como la quinta entrada hasta la novena.

«Desde el principio teníamos un plan claro con Andrew», apuntó Francona. «El no se ve a sí mismo con un cerrador de novena entrada, sino como un relevista en la extensión de la palabra».

Si por Miller los Yankees recibieron de Cleveland a dos tremendos prospectos llamados Clint Frazier y Justus Sheffield, por Chapman obtuvieron a cambio cuatro promesas, incluyendo a un chico de altísimo techo, Gleyber Torres.

Theo Epstein, el destructor de la Maldición del Bambino en Boston, entendió que Chapman era vital para su planes de poner fin a la Maldición de la Cabra en Chicago y sobrevivir a un octubre siempre cruel para los Cachorros.

«Para eso es que lo trajimos, para llegar y vencer en octubre», comentó recientemente el manager de Chicago, Joe Maddon. «Cuando tienes a alguien que lanza 103 millas por hora en tu bullpen, no debes tener miedo de usarlo».

El cubano no estuvo del todo hermético en la serie contra los Dodgers y su efectividad se elevó a 3.86, pero no cabe duda de que su presencia infunda respeto en la novena entrada y en un Clásico de Octubre que se antoja cerrado -como si fueran dos clubes de viejo circuito- sus servicios serán requeridos en momentos cruciales.

«Me siento afortunado de ayudar a este equipo a regresar a la Serie Mundial después de tanto tiempo», recalcó el holguinero tras sacar los outs finales contra Los Angeles. «Nos quedan cuatro victorias más por lograr».

Va a ser interesante ver cómo reaccionan estos dos ex Yankees que conforman, hoy por hoy, la crema y nata entre los relevistas de las Mayores. ¿Quién levantará el brazo del triunfo? ¿Alrededor de cuál se arroparan los ganadores en el montículo?

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *