De jugador de softbol a firmar para el béisbol

El softbol era su gran pasión, a nivel molinete lo tenía ranqueado entre los mejores jugadores de toda la esfera norte del país y Luis Valenzuela estaba tan concentrado en esta disciplina que por su mente nunca pasaba actuar en el béisbol, mucho menos lograr una firma para el profesionalismo.

Un paracorto rápido, con chispa, buen bateador entre los canales, magnífica defensa y un , creador de situaciones inigualable hacían de Valenzuela una pieza buscada por aquellos quienes querían conformar un gran plantel con la finalidad de salir airosos en los principales torneos que se celebran en la zona.

Empero, y sin darse cuenta su desempeño era bien supervisado por un scout de los Medias Rojas de Rojas, quien con frecuencia asistía a los partidos y en uno de estos lo llamó, conversó con él y le expresó. «Porque tu no intentas en conseguir una firma para el béisbol, tienes las cualidades para lograrlo», le habría sugerido el cazatalento de peloteros.

«No conocía mucho lo que era jugar a nivel profesional, pero ante las insistencias del scout decidí probar suerte, tomarlo con mayor seriedad e insertarme en la práctica del béisbol ya a ese nivel», expresa el novel, quien había jugado pequeñas ligas y un poco de juvenil en su natal Laguna Salada, municipio de Mao, Valverde.

«Me informó que poseía muchas habilidades, era dueño de gran versatilidad para convertirme en un buen pelotero», recuerda el jugador de 24 años sobre los consejos que para el 2011 le expuso el scout, de quien solo recuerda el apellido Fonso.

Agrega que «Le tomé la palabra y me puse para eso, comencé a entrenar fuerte con la finalidad de firmar», sostiene el hoy paracorto de las Aguilas, cuyas condiciones para el softbol era tal que hasta recibía sus pagos para jugar.

Ya para el 2012 estaba completamente inmerso en el béisbol, se incrementó la cantidad de escuchas que los observaron, a quienes les encantaban sus herramientas y les sorprendía el poco tiempo que tenía en el pasatiempo al momento que conocían su historia sobre la transformación de un softbolista a beisbolista.

Firmó por 5,000 dólares

Ese mismo año es firmado por Boston por un bono de 5,000 dólares, pero al transcurrir unos meses fue dejado libre, pero ya con la mentalidad de que podía volver a firmar se mantuvo entrenando en su pueblo natal y hasta jugando su poco de softbol de vez en cuando.

Hizo tryouts para los Astros de Houston y Reales de Kansas, franquicia que lo invitó por cuatro días a su complejo en Santo Domingo y al tercero ya lo tenía firmado por 7,500 dólares e iniciaba una nueva carrera en la vida de Valenzuela.

Tres años permaneció como un miembro de los Reales, equipo que lo negoció a los Bravos de Atlanta, organización a la que pertenece en la actualidad y el año pasado inició en la Rockie League, donde apenas agotó 11 turnos, pues tuvo que hacer maletas e irse a jugar para Doble A, donde con el Mississippi bateó para .259 (232-60) con 15 dobles, cuatro triples, 20 remolcadas y 26 anotadas, concluyendo su jornada a nivel de Triple A y con el Gwinnett lo hizo de 34-13 para un robusto .382 (34-13) con dos tubeyes, un triple y siete producidas. En total en los tres circuitos su average fue de .278 (277-77) con 19 dobletes, cinco triples y un par de vuelacercas.

Tan resaltante fue su desempeño el año pasado en las Menores que integró el equipo de Estrellas en la Liga del Medio Sur.

Hoy, tras finalizar la Serie del Caribe, evento en que bateó de 7-2 que incluyó un triple remolcador de dos vueltas, está de retorno a su ciudad natal, entrenando con la finalidad de reportarse a los Bravos, equipo con el que piensa jugar a nivel Triple A este año.

Tres años con las Aguilas

Ese gran desempeño en las Menores hizo que las Aguilas le echaran una ojeada en el pasado torneo, pues tenía un par de años siendo un miembro de ese conjunto sin nunca recibir la oportunidad de juego.

Y tras recibir el chance del dirigente Lino Rivera no los hizo quedar mal, pues en su primera experiencia culminó con promedio de .347 (49-17) con tres dobles y cinco remolcadas cometiendo apenas dos errores.

El de Valenzuela representa uno de esos casos extraños, pues mientras exhibía sus cualidades para el softbol, sin darse cuenta contaba con unas habilidades dormidas para el béisbol, las cuales recibieron de las palmaditas de un scouts para que despertaran.

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