La prisión estatal de San Quentin, en California, reconocida por albergar a los criminales más reconocidos y peligrosos de Estados Unidos, recibió este fin de semana a dos estrellas de la NBA y de los Warriors de Golden State: Kevin Durant y Draymond Green.
Durant y Green no han hecho nada penado por la ley, solo que el quinteto californiano ha organizado visitas a diferentes cárceles en los últimos cinco años y en esta ocasión les tocó a ambos jugadores, que lanzaron unos balones al aro, jugaron dominó y firmaron autógrafos.
La prisión de San Quentin es el recinto que tiene la mayor parte de condenados a muerte en Estados Unidos. De hecho, al concluir el pasado año había más de 700 reclusos en el llamado “corredor de la muerte”. Al menos por un rato, Durant y Green les hicieron olvidar sus penas.