La segunda oportunidad de José Reyes con los Mets

NEW YORK – Jeurys Familia y varios otros jugadores de los Mets de Nueva York les gusta lucir una camiseta estampada con la consigna «Haz tu diligencia». La misma frase, pero con su significado en inglés de «Do Your Job» aparece en un cartel a la salida del camerino del equipo.

¿De quién fue la idea? De José Reyes, el tercera base dominicano que los Mets adquirieron a fines de junio tras ser dejado en libertad por los Rockies de Colorado y cumplir una suspensión de 51 juegos por quebrantar el reglamento sobre violencia doméstica.

«Son cosas de tu servidor», señaló a Reyes a The Associated Press sobre su eslogan. «Siempre quiero hacer algo que levante el ánimo, algo positivo para que todos estén alegres».

Urgidos por encontrar un sustituto para cubrir la baja por lesión del capitán David Wright, Nueva York apeló a un jugador que hace más de una década era el chico sensación del equipo que ganó 97 juegos y quedó corto por una victoria de ir a la Serie Mundial.

Diez años después, Reyes volverá a encontrarse en una postemporada, cuando los Metsreciban el miércoles a los Gigantes de San Francisco en el duelo de comodines de la Liga Nacional.

Primero al bate, su presencia puede ser clave al enfrentar al as zurdo Madison Bumgarner. Reyes bateó para .383 y embasado de .456 contra lanzadores izquierdos en 57 apariciones al plato esta temporada.

Se suponía que los Mets y Reyes iban a ser animadores constantes en los playoffs tras 2006. Pero no fue así. Colapsos en el último mes de las subsiguientes campañas iniciaron una espiral negativa en la franquicia, acentuada por los problemas económicos de sus propietarios por los efectos de la estafa piramidal de Bernard Madoff.

Cuando Reyes fue elegible a la agencia libre tras la temporada de 2011, en el que ganó un campeonato de bateo, los Mets no estaban en condiciones de pagarle al entonces torpedero. Acabó firmando con los Marlins de Miami por seis años y 106 millones.

Fuera de Queens, el devenir de Reyes no fue favorable. Los Marlins le sorprendieron al canjearle a Toronto luego de una sola temporada. Y el club canadiense hizo otro tanto a mitad el año pasado, un cambio que le golpeó más al dejarle fuera de unos Azulejos que acabaron disputando la serie de campeonato de la Liga Americana.

Y luego se produjo su arresto en un centro vacacional en Hawai, el 31 de octubre. Su esposa declaró a la policía que le había agarrado del cuello y que le empujó contra una puerta. Pero el caso quedó archivado cuando la mujer declinó cooperar con la fiscalía. Cumplida su suspensión, Reyes se encontró que en Colorado había sido desplazo por Trevor Story en el campocorto.

Así que cuando surgió la posibilidad de incorporarse a los Mets, no lo pensó dos veces. «Los Mets eran mi primera opción, porque vi el talento del equipo y vi la posibilidad de ir a los playoffs ir una vez más», dijo Reyes. «Solo he estado una vez en mi carrera y estar jugando ahora compitiendo a esta altura de la temporada era lo que me esperaba».

En su primera postemporada tenía 23 años, ahora 33. Ya no tiene la misma velocidad de antes, pero su personalidad exultante sigue intacta. «Me siento bendecido. Con todo lo que he tocado pasar, poder volver a una postemporada con el equipo con el que subí, es algo que aprecio mucho más», afirmó.

Reyes esquiva hablar sobre el caso de violencia doméstica, limitándose a indicar que tuvo que aprender una «dura lección» y que es una «mejor persona».

Al unísono, sus compañeros resaltan el efecto inmediato que tuvo la llegada de Reyes. «Nos hacía falta un jugador con sus características. Reyes siempre está dándonos ánimo, hasta en los momentos malos. Es nuestro motor», comentó el cerrador Familia, responsable de 51 rescates esta temporada”. «Y la ofensiva fue otra cuando le pusieron de primero al bate. Su dinamismo era algo que nos faltaba», añadió el torpedero venezolano Asdrúbal Cabrera.

«Traerlo de vuelta a Nueva York fue acertado», comentó el manager Terry Collins. «Es un jugador que le encantar jugar en esta ciudad, que todos los días está con un entusiasmo que es contagioso».

Además, su llegada permitió a Collins modificar el orden ofensivo y darle estabilidad al alinear a Reyes, Cabrera, Yoenis Céspedes y Curtis Granderson en los primeros cuatro turnos.

Fue de menos a menos. Bateó para .239 en sus primeros juegos antes que una lesión el oblicuo le obligó a perderse 17 juegos. Pero al regresar, acumuló promedio de .277 con cinco jonrones, dos triples y 36 carreras anotadas en 44 partidos. Y en corto tiempo, sumó nueve bases robadas, la máxima cantidad del equipo.

«No traté de cambiar nada, sólo aportar con mi energía positiva», dijo Reyes. «Lo mío ha sido imprimirle un poco más de velocidad, que no teníamos. Este es un equipo que se enfoca mucho en dar jonrones para ganar los partidos. Ya tocó, ponerme en posición de anotar y robar bases».

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