Los Ángeles parece cada vez más lejos para Cuba

TOKIO.—Ya pasaron por el terreno del Tokio Dome los cuatro equipos que en esta segunda fase del IV Clásico Mundial (CM), buscan dos cupos para las semifinales en la ciudad estadounidense de Los Ángeles. Tras la jornada dominical, la realidad cayó como pesado lastre sobre las aspiraciones cubanas en este certamen.

En el béisbol puede pasar cualquier cosa, es impredecible. También sabemos que esas circunstancias que nada tienen que ver con lo predecible llevan un tantico, aunque pequeño, de destreza o pericia. Pero por lo visto en los tres adversarios, incluyendo a Japón al que ya enfrentó la selección que dirige Carlos Martí, las posibilidades de rebasar esta etapa son muy pero que muy remotas.

Aun cuando conserva su invicto, creo que Israel era el más alcanzable de los adversarios. Pero entre el descontrol de los lanzadores (en cuatro partidos van 21 boletos a más de cinco por juego) y la pobre efectividad de los bateadores se dejó pasar la mayor oportunidad de esta ronda.

Los japoneses cuando fueron exigidos por Holanda, un equipo preñado de grandes estrellas del béisbol organizado de más alto nivel en Estados Unidos, respondieron con todas las armas. Desplegaron ofensiva de largometraje, de contacto para embasarse; defendieron con exquisita maestría y su pitcheo, castigado, abrió el abanico para ver diversos ángulos de salida, velocidad y amplio repertorio, que terminó por imponerse a los tulipanes.

En tanto, el ataque de los europeos parece que solo puede ser neutralizado por los nipones y aunque su pitcheo no logra el nivel de otros, hay que hacerles muchas carreras si se quiere salir vencedor de esa tropa que vuelve a comandar Hensley Meulens.

Frente a esa tempestad que significan Japón y Holanda tiene que remar el plantel cubano, y no me parece que posea hoy la fuerza necesaria para salir ileso y no naufragar. Además, por la propia estrategia, preconcebida por la dirección del conjunto, vuelve a ser este epilogo de todo o nada, sin mañana en cada salida. Solo que no son ni Australia ni China los rivales de turno.

Cuba necesita la siempre agradecida dosis de suerte en los partidos contra rivales superiores como Japón y Holanda. Foto: enviado especial, Ricardo López Hevia,

¿Cómo no ahogarse en un mar tan encrespado? El que tenga la respuesta creo que se ganaría un Nobel.

Solo hay una manera, haciendo carreras y para eso se necesita de lo más difícil en la pelota: batear. En la web de nuestro diario, un usuario identificado como Víctor, opina que nota en los jugadores mucha calma, falta de pasión. Y cree que «necesitamos de un poco de arrebato para enamorar al público». Otro, que dice llamarse Héctor Rodríguez Berovides, expone que es cierto «que estamos con lo mejor que tenemos en nuestra serie nacional es una verdad casi absoluta, pero pienso que con estos mismos elementos se pudieran hacer mejor las cosas».

Muchos nos remiten sus criterios y la mayoría pasa por el orden al bate. Carlos Martí ha decidido mantener esa alineación, creo como la mayoría que se comunican, mediante las redes o correo electrónico que debiera hacer un movimiento que permita resolver situaciones ofensivas hoy en crisis. Una de ellas es la presencia de Carlos Benítez, otra si Alexander Ayala debe continuar de segundo bate o si Frederich Cepeda, sin empujar puede ser tercero.

Lo que sí es cierto es que el planteamiento, por demás invariable desde el primer día, no ha rendido frutos. Y si es verdad aquello de que alineación ganadora no se cambia, entonces la perdedora si demandaría de modificaciones.

He leído también infinidades de otras críticas a la dirección del plantel. Algunas, como las que ya cité las comparto, otras no. Sin embargo, lo irrebatible es que el nivel de nuestro béisbol hoy está bien por debajo de los que están en la segunda vuelta y los que estarán en ella al finalizar el calendario de los grupos eliminatorios en América.

Mañana Japón impone el reto, no solo por el sobrado plantel, sino porque además es bien engorroso enfrentarse a las gradas del Tokio Dome, de una fidelidad sin límites a su equipo y generadora de un ambiente que multiplica la capacidad del local  y congela o petrifica al oponente.

Cuba entrenó en la mañana del lunes —día de asueto en el calendario— y desde allí conocimos que Vladimir Baños sería el abridor frente a Japón este martes a las siete de la noche acá, seis de la mañana en la Mayor de las Antillas. Él fue quien le tiró a China para el primer triunfo aquí e independientemente de la categoría del rival, ha sido el mejor hombre del montículo.

Aunque la batalla aún no termina y solo un acto heroico o épico podría revertir el panorama de Cuba en la lid mundialista, lo cierto es que Los Ángeles parece cada vez más lejos.

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