Los Indios de Cleveland se despiden del 2016 con la frente en alto

CLEVELAND – Al caer ante los Cachorros de Chicago por 8-7 en 10 entradas en el Juego 7 de la Serie Mundial, los Indios de Cleveland se convirtieron en el sexto equipo que pierde un Clásico de Otoño luego de haber tenido ventaja de 3-1.

Ahora, la Tribu también tiene la penosa distinción de ser el séptimo club que sufre derrotas en casa en los Juegos 6 y 7 de una Serie Mundial y el cuarto que pierde dichos partidos en casa luego de haber estado arriba 3-1.

No obstante, los pupilos de Terry Francona se consuelan con saber que dieron la pelea hasta el último momento.

Aunque nunca llegó a tener la ventaja en el Juego 7, en tres ocasiones separadas en dicho partido, Cleveland armó racimos con dos outs y las bases limpias para acercarse o igual el marcador. El más dramático de esos momentos se produjo en el octavo inning, cuando Rajai Davis empató la pizarra a seis carreras por bando con un jonrón de dos rayas ante el lanzallamas cubano de los Cachorros, Aroldis Chapman.

«Deben salir con la frente en alto, porque no dejaron nada en el terreno», dijo Francona acerca de sus jugadores. «Y eso es lo único que les pedimos. Lucharon hasta que no hubo más que hacer».

De su parte, el bateador designado de la Tribu, Carlos Santana, asegura que pese a la derrota, está bien orgulloso por lo logrado entre él y sus compañeros en la Serie Mundial.

«Son cosas que pasan», dijo el quisqueyano. «Nosotros batallamos hasta el final, especialmente en este juego que era importante. Batallamos. Nunca nos rendimos».

La resistencia que demostraron los Indios en el Juego 7 refleja la tenacidad que caracterizó al equipo todo el año.

Cleveland llegó al Juego 7 de la Serie Mundial pese a que perdió a dos piezas claves de su rotación – el venezolano Carlos Carrasco y el dominicano Danny Salazar – durante el mes de septiembre. (Salazar se recuperó a tiempo para lanzar en el Clásico de Otoño, pero sólo en calidad de relevista.) La Tribu ganó 94 partidos en la temporada regular y capturó el título de la División Central de la Liga Americana, aunque jugó casi todo el año sin uno de sus bateadores más peligrosos, el jardinero Michael Brantley.

El campocorto boricua Francisco Lindor habló de los sentimientos encontrados de la Tribu después de la derrota en el Juego 7: Decepción por haber perdido la Serie Mundial luego de haber estado tan cerca de coronarse, y orgullo por la adversidad que superaron para llegar tan lejos este año.

«Hay un poquito de ambas cosas», dijo el puertorriqueño. «Me molesta. Me duele. Pero a la vez, wow. Miren lo que hicimos. Estuvimos a una carrera de ganarlo todo».

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