Séptimo Juego, séptimo cielo: los Indios y los Cachorros a cita de vida o muerte con la historia

Envueltos en teorías de conspiraciones que les niegan su justo lugar en una Serie Mundial que ha acaparado la atención de buena parte del mundo, los Indios y los Cachorros ascenderán este miércoles a esa cumbre de finales que suele dominarlo todo y a todos: un Séptimo Juego.

La fuerza ofensiva de Chicago descendió como una tromba el martes en la noche para asegurar un triunfo rotundo sobre Cleveland 9-3 que calló a los miles de aficionados locales e hizo feliz a un puñado nada desdeñable de la diáspora de la Ciudad de los Vientos.

En medio de un drama brutal, los Cachorros buscan convertirse en el primer equipo que se recupera de un déficit de 3-1 desde que los Reales de George Brett lo consiguieran sobre los Cardenales en 1985, una tarea difícil contra la historia, sus más de 100 años de sequía triunfal y una maldición demasiado poderosa y de nombre bastante pedestre, que ha cobrado vida y atenaza como un garrote a sus dolientes.

Séptimo Juego. La sola pronunciación de estas dos palabras provoca admiración, escalofríos, una sensación de vida o muerte, de fin del mundo, de cero mañana, de alegría desmedida o llanto extremo en un minuto, en un instante. Una mezcla de séptimo círculo del infierno y séptimo cielo.

Nada se guardará en el arsenal y luego de que Jake Arrieta impusiera su ley en el Sexto Encuentro, evitando una actuación relevante del soberbio bullpen de los Indios, los Cachorros van dentro de unas horas por la estocada final con Kyle Hendricks en la lomita.

Cleveland, por su parte, eleva sus plegarias de la mano de un Corey Kluber incombustible y fenomenal, al punto que en cinco juegos de postemporada solo le han facturado tres carreras y su efectividad parece de otro planeta con 0.89.

Después de la demostración de potencia del martes, capitaneada por el grand slam de Addison Russel y los cuadrangulares de Kris Bryant y Anthony Rizzo, los Cachorros creen ser dueños del momento, pero los testarudos Indios confían en que Kluber sacará nuevamente un truco debajo de su jersey y esta vez será Andrew Miller quien levantará su puño victorioso en vez de Aroldis Chapman.

Así pues, el béisbol les regalará a los aficionados esa rara joya que sucede de cuando en vez, con fulgores extrahumanos y polvo de leyenda, en que se recuerda exactamente lo que uno estaba haciendo, como una memoria, un recuerdo.

Infieno, cielo, todo o nada, vida o muerte, gloria u olvido…Séptimo Juego.

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