Bud Selig se sincera y habla de la miseria que vivió cuando Barry Bonds rompió el récord de jonrones

 La figura de Barry Bonds sigue siendo bastante controversial en Grandes Ligas, ya sea por su presunto uso de esteroides y por representar una época que el beisbol prefiere olvidar, o por la negativa de los votantes del Salón de la Fama para incluirlo en Cooperstown por recordarles la era de los esteroides.

I just couldn’t bring myself to look him in the eyes and act happy about what he’d done.» In his new book, Bud Selig doesn’t hold back on his feelings toward Barry Bonds 

Bonds nuevamente vuelve a estar en el ojo público, ahora por que se han dado a conocer declaraciones del próximo libro del antiguo comisionado de MLB, Bug Selig, titulado «For the Good of the Game», donde explica lo mucho que despreciaba a Barry Bonds y lo poco que le agradó que el ex pelotero de los Gigantes rompiera el récord de cuadrangulares de Hank Aaron en aquella temporada del 2007, lo cuál para él vio el punto más alto de su más grande pecado cómo comisionado: La era de los esteroides.

En el explica que cuando Bonds se acercaba cada vez más a romper el récord de cuadrangulares, tuvo que viajar constantemente por el país siguiendo los partidos de los Giants, para estar presente en el momento que Bonds se convirtiera en el Rey del Cuadrangular. Durante ese periodo, reflexionó sobre lo injusto que era para los peloteros de antaño que Bonds, Sosa, McGwire, Canseco y compañía usaran esteroides cómo lo hicieron y que el pelotero de los Gigantes fuera a romper una marca tan sagrada cómo la de cuadrangulares.

Selig escribe:

En el camino, comencé a pensar mucho en las diferencias entre Barry Bonds, quién simplemente era una persona desagradable, y Henry Aaron, quién siempre fue un gigante fuera y dentro del terreno de juego, quién siempre se condució con mucha humildad. Pero no era mi amistad con Aaron lo que me molestaba mientras esperaba que Bonds pegara sus jonrones 755 y 756, era en la manera en la que Barry comenzó a amasar cuadrangulares en la segunda etapa de su carrera de una manera que parecía imposible para Aaron y otras generaciones de peloteros. Era una época en la que los bateadores encotraron fuerza extra a través de la química, y por supuesto, Barry era uno de los que lideraba la era de los esteroides del beisbol. Hay mucha culpa que repartir en éste triste capítulo del beisbol y acepto mi parte de la culpa. No metimos al genio en la botella a tiempo para proteger el legado de Hank Aaron. No podía ver a los ojos a Barry Bonds y pretender estar feliz por lo que acababa de hacer.